Amistad a prueba de pelos

Te miras al espejo, de frente, sin cursiladas y te dices: "Todo saldrá bien, seguro. A veces estas cosas funcionan". Sientes que tienes todo controlado y que de paso puedes ahorrar un poco, como si se tratase del catálogo de ofertas de Venca que llegaba a tu casa. 

Suspiras y resoplas. Dices: "¡Vamos allá, cuerpo! Vamos, muchacha"

Vuelves a mirarte, ahora de perfil, como cuando quieres ver si te ha salido un poco de tripa. Te revuelves el pelo y comentas que donde vas así en la vida, con esa melenaza. "¡Lo vas a conseguir" Se te dibuja en la cara una sonrisa boba imaginándote por las playas de Niza y Saint Tropez, a lo Carlota de Mónaco con una pamela con el pelo al viento. Te ríes sola de pensar Ohhh... ¡¡Qué felicidad!! 


Vestida con una camiseta de propaganda con las mangas cortadas, a lo rockera que sabe quienes son "Los Ramones", a pesar de que solo se quien es Manolo Caracol. Sin sujetador, con mirada de alimaña valiente. Para esto nunca sin chanclas. 

Coges las herramientas, a punto estás de hacer historia. Hacerte un hueco en el mundo del estilo, como Vidal Sassoon. En una mano, el pulverizador (Suspiro-Resoplo) y en la otra, las tijeras. Voy a cometer una locura, como si fuera por amor. Como Melibea, como Julieta, como Marifé de Triana. Mojas y cortas. ¡Ya! Solo han quedado algunos escalones, pequeños e imperceptibles. Lo que hace ser poco dada los dispendios. No es que sea tacaña, es que no me gusta que me engañen. Son dos cosas diferentes. 


Se acabó, hasta me he hecho unas capas. Un día vi a un mendigo cortarse el pelo solo, en una parada de autobus frente a Atocha. Pensé que yo también podía hacerlo. Y aquí me tenéis, contando como me he cortado el pelo, como si fuera la cruzada de la Santa Inquisición. Hacedme caso, no os cortéis el pelo en casa, casi siempre queda mal, pareces un oso panda aunque tu te veas como la mismíma Beckham. 

De toda la vida tengo un trauma. Corrían los años 90, las mechas más largas en la parte delantera eran lo más, jugando a las peluqueras con mi mejor amiga. Me enrolló el pelo en un cepillo redondo y adiós mechas delanteras. Tuve durante meses un flequillo de 1 mm de largo con una diadema que no me quité jamás en público. En aquel entonces, eché a mi amiga de casa, grité que la echases.

Ella se fue como alma que lleva el diablo, pero con el tiempo nos perdonamos. Total, el pelo crece, pero ¿Y hasta que lo hace? Pareces a Miss Potato. Eso sí, no me ha vuelto a poner un dedo en el pelo. 

3 comentarios:

  1. Traumas de pelo...Aaays! Te cuento uno de los míos?
    Corrían también los 90, tempranos. La diadema era el complemento 'it' por lo que veo. En Toledo o en Villalba, no había niña que no escondiera su trauma tras dos centímetros de plástico de colores.
    En mi caso no hubo ni cepillo ni amiga implicada, sólo el carácter que peino desde pequeña y unos primos/tios pesados con que si parecía un perrete de orejas largas con el flequillo a la altura de los ojos.
    Tijeras de las largas, las de la abuela, y la soledad de la bombilla del baño. ZAS. Ya no hay de qué reirse, eh? Eh??
    Mentira. Lloraron de la risa al ver que me había dejado un flequillo gradual, de entre 2 y 5 mm, que ni punki prematura ni arreglable.
    Diadema al canto y orgullo malherido. El pelo me crece que da envidia, asi que en un mes y medio ya tenía un flequillo de moderna muy Amaral :P
    Lo peor, que de mayor recaí a sabiendas en la tentación de la tijera...

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  2. Se podía organizar un club, el de desflequilladas traumatizadas y nuestro estandarte sería una diadema o cuatro horquillas cruzadas en parejas de a dos.
    Pero aún hay más, en el colegio, en mi clase de octavo de EGB había una niña repetidora que sin ser guapa tenía lo que para mí era estilo, era diferente en su manera de vestir el uniforme, de moverse, pero había una cosa que me tenía fascinada y eran sus cejas, tenían como un pico a la altura de la sien y luego bajaban un poco...yo que casi era cejijunta, al estilo de Margaux Hemingway y digo "al estilo"... hasta que conseguí unas cejas parecidas llegué incluso a parecerme a Mister Spock de Star Trek y en mi afán por despejar el entrecejo hasta a Charles Chaplin. Entre el flequillo y las cejas conseguí ser la excepción que confirma la regla en lo de la niña bonita de los 15 años

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  3. Diademas de plastico,de esas que te caen en la frente!! mitad pelo mitad frente…si me cortaba el flequillo era "cara pan" si me lo dejaba suelto,orquillas,lazos resbaldizos,gomitas de cabello.…todas hemos sufrido esa exclavitud,por eso lleve mucho tiempo,mi pelo corto a lo garcon!! Rebelde..

    @Estell75

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